12 de noviembre de 2005

Un Simple Doíteme



Portada de la BD de Shaun Tan, Là où vont nos pères

Un simple doíteme
Alejandro Luque

Las tramplinas esbrincaban en el pantolimo del regrimento, y aún así no berdiaste otra cosa que un blimanco curosí entre vertingentes. Sabías que mi condición de glimero me impediría ruminarte, y por eso intentaste berdiarle al climosemo una excusa al leer en mis contigantes la miezuma ambrigüe de quien recibe un ridongazo más fuerte que el que puede brumir. Tus manos reguilgosas se acercaron a mi fronpisa, como de costumbre, e intentaron su magitrumba de fravores y ricasempatía, mientras susurrabas en mi drumbera izquierda un conjuro de simbrantes y maloplepsias reinguílidas, que pretendían exonerarte de tu anareímbra. Estábamos casi al borde del exblasto cuando una miriosima alamargada nos recordó que el figabrumos, ese esgrimario que hace bruc mac bruc mac bruc mac sin piedad, marcaba las ruences y catrógamas. Te tomé de la mano sin berdiarte nada, y salimos fulfugando los climosemos, mientras los contigantes de los paseantes se avezoraban de nuestro intelpudio. 

En el trenbito, nos contingamos sin arrestongar como si fuera la última garada. Nos faltaban dos y me berdiaste con tus epivertingentes rojísimos un doíteme tan dulce que nos expulsó intelpudiamente del trenbito, de la garada, del mundo de figabrumos y tramplinas. Como dos vivarontes, nos metimos en el primer horizalte que encontramos sin berdiar otro nombre que el de doítentes. Sin desarmar el telostante de un color resbrincante que nos recordó el ambrigüe de los climosemos y el alamargado de las miriosimas, nos desvestimos a besísimos y vertingentazos, y ya sin vestos no nos quedaban muchas berdias, ni blimacos, ni miezumos ambrigües. Porque yo también necesitaba berdiarte un doíteme y venusiarte hasta que se te cayeran las contitributas. Fue el reguilgosemiento de nuestras epicubertas que se encargó del resto. 

Primero probé el azahar de tus marropintas dejando que tus epivertingentes se llenaran de blinina. Bajé por tu costado izquierdo hasta la trianguina simbrante y sorbí los elaxtos primarios de tu placer. Tus manos me trajeron hacia tus contingantes y nuestros sinosones se encastraron. Maloplepsias, divinas maloplepsias simbrantes, berdiastías sin parar, y yo me sentía tu maloplepsia eterna y sólo para vos. "¡Reinguilídame, reinguilídame por favor!", te susurraba en las drumberas, te gritaba en la frontipisa. "¡Magitrúmbame, ricasempatíame. Doíteme, doíteme, mi glimero!". "¡Doíteme, doíteme mi fravora!". 

El sinosonte fue exblástico, y volvimos a quedarnos sin berdias, afortunadamente. Uno de los dos contingantó el figabrumos y berdió, "¡Las cruenses y tertégamas!" y ambos salimos intelpudiando, entre ricasempatías blininas y besísimos torpes. El horizaltero se quedó avezorándonos y con el cambio. La ciudad nos saludaba renovada de climosemos ambrigües y miriosimas intrépidamente alamargadas como las que vimos en el regrimento. Habíamos logrado esbrincar, por unas gamas y más allá de la miezuma curosí de esta vida de glimeros, el tedio urbano y solipsista como dos verdaderos vivarontes. Y todo gracias a un simple doíteme.





Este es mi homenaje al papá de todos los cronopios



10 de noviembre de 2005

Fuego



Fuego
Alejandro Luque

U
na Francia que se quema desde hace trece noches. Un fuego que no sólo quema sino que ilumina una triste realidad político-social que no es nueva. El estado vociferando y amalgamando grosera y soberbiamente puede convertirse en la primera chispa. Jóvenes destinados a no conseguir una plaza laboral por su etnia o por su dirección personal, allí donde el estado facilita a las grandes empresas su instalación y les reduce sus impuestos. Comunidades que se “enghettizan” por la discriminación y la falta de recursos educacionales y de inserción adaptados. Reducir sí o sí el budget del estado eliminando la policía de proximidad de los barrios calientes y muchas ayudas sociales concretas a las clases menos privilegiadas tiene un cierto precio. Una política de empleo agresiva y desmedidamente discriminatoria no es tampoco gratuita.

En el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad el fuego revela que esos principios están en vía de extinción como resultado de las continuas regresiones sociales de las que se alimentan las políticas cada vez más neo-liberales. La sociedad francesa que vio en 10 años cristalizarse una política de seguridad dirigida esencialmente a los que más tienen, hoy está tan confundida que no logra comprender si el fuego quema o purifica. ¿No será que hay dos sociedades bien distintas manejando dos significados diferentes de la palabra fuego? Un fuego imperdonable que, hay que decirlo, va también de la mano de los bribones y los oportunistas; porque a río revuelto…

Ante anoche el fuego batió nuevos records: más de 270 comunas en llamas, más de 1400 coches reducidos a cenizas, más de 400 detenidos y el primer muerto. Pero el fuego caprichoso se atacó también a escuelas, a templos, a centros de empleo, a gimnasios, destacamentos policiales y municipalidades. Y cada vez hay menos buses.

Los llamados a la calma de Chirac y de los líderes religiosos y sociales de las Cités no parecen funcionar como un buen matafuego. El primer ministro reflotó los humillantes decretos del toque de queda que datan de la guerra con Argelia. Así que a partir de las diez todos a la camita y sin chistar. No hubo nuevos records esta noche. Y este hombre tiene pinta de todo menos de bombero eficaz.

Pero no hay que olvidar que el fuego posee esa otra extraña capacidad: no respeta fronteras. La antorcha de la discordia francesa ya flamea por los suburbios belgas, alemanes y portugueses. ¿Cuánto tiempo más resistirán los Pirineos y los Alpes? ¿Cómo hará el fuego para cruzar el Canal de la Mancha? Por lo demás, el hexágono se hunde en un mar de cenizas injustificables desde donde se lee la pregunta: ¿sabrán interpretar TODOS los responsables dónde está la raíz, el foco primario de este fuego para extinguirlo definitivamente antes de que sea ya muy tarde?

Cualquier similitud con otra realidad...

La Máscara Del Biologuero




... Un charco de por medio. Es lo que hay entre mis pies y eso que llaman alma. Si me sacara la máscara de biologuero, cualquiera podría ver todo lo demás. Así que, de momento, aquí va mi blog.

biologuero