1 de mayo de 2011

Sobre Héroes Y La Resistencia


Ernesto Sábato - 24 de junio de 1911, 30 de abril de 2011

Sobre Héroes y La Resistencia
Alejandro Luque


Cuando se tiene la posibilidad de estar frente a una de esas personas que se apoderó un día incierto de nuestra alma como un íncubo para convertirse en un Maestro, sólo nos queda el rol de humilde testigo, de médium eficiente sin otra voluntad que la de servir de puente. Si bien esta breve entrevista no es más que un deseo que ya nunca se realizará en la realidad, me queda el consuelo de la ficción. Abro mi descuajeringado ejemplar de Héroes con sus anotaciones y subrayados que atraviesan más de dos décadas, y la aún resistente primera edición de La Resistencia menos marcada por el paso del tiempo. Así la imaginación juega su sino y se las arregla para usar las palabras como fichas en un tablero. Se abre el telón y aparece la silueta sombría de un hombre sentado frente a un atril. Muy cerca, debajo de un cono tenue de luz ocre, estoy yo, mi intención injustificablemente cristalizada en el tiempo como un espectro obcecado. 



–Para un ateo, ¿qué significa resistir?
–Vivir… simplemente vivir hasta que la vida se nos escape en el último aliento. Luchar por seguir vivo, sin que la lucha sea el fin en sí mismo sino el mejor traje de combate que uno puede ponerse para darle batalla a la muerte.
–Entonces, ¿la muerte es la gran ganadora?
–No, porque, ¿qué es la muerte sino un inmenso vacío burlón…? No, no la veo como la gran ganadora porque mientras estoy vivo mi humanidad se justifica. El tema pasa por el ¿qué soy estando vivo? Es el hombre que soy y que lucha contra el mal y sus propias miserias, el que gana cada día desde su existencia. Cuando no esté vivo, nada tendrá importancia ni habrá resistencia porque simplemente ya no estaré.
–En Héroes el mensaje parecía más intransigente: no había resistencia que valga (ni individual, ni nacional) frente al lado oscuro del hombre. Una especie de rendición frente a la fatalidad. Sin embargo, en La Resistencia vos nos proponés darle lucha a esa condición de ángeles caídos. Si el germen de lo malo está con nosotros, ¿no valdría la pena rendirnos a la evidencia y empezar por un nuevo mundo más sincero?
No hay posibilidades serias de un nuevo mundo, chasqueando los dedos, como no las hay de un nuevo hombre. La humanidad es algo demasiado complejo como para pretender que vaya unificada en la misma dirección. Los personajes de Héroes representan eso, la imposibilidad del acuerdo indeleble. Cada uno se ve en lo que considera “su” mundo y termina creyendo que nada se puede cambiar en “el” mundo. Y se abandona a esa realidad que él mismo cree que creó. Se nace con un destino inexorable, es una frase que podría decir Alejandra. De ahí también surge la pérdida de los valores éticos y morales. ¿Te acordás de cambalache, ¿no?
–Sí. Pero entonces, algo cambió en tu visión de las cosas entre Héroes y la Resistencia, ¿qué es?
–Héroes fue un proceso muy largo que abarcó muchas épocas de decisiones personales y eventos mundiales enormes, supongo que vos podés entender eso. También correspondió a la “idea” del hombre en su tiempo. Todavía existía el marxismo como única alternativa para el desarrollo de ese hombre al que el individualismo pragmático comenzaba a devorar. Había verdades primeras que, por tales, no se ponían en duda, porque la realidad nos mostraba que la dirección que podíamos llegar a tomar desde donde estábamos parados nos conduciría a la catástrofe. Y así fue. Pero no porque el marxismo no fue aplicado o mostró su inaplicabilidad, sino porque el hombre perdió el valor de la lucha como algo que está por encima de su cabeza y su interés personal. Con La resistencia intentaba recordarnos que aún tenemos la posibilidad de ser responsables. De evitar lo que como masas contrapuestas estamos construyendo: nuestro propio abandono como especie frente al obstáculo de la masificación. Luchar, resistir desde el compromiso sincero y para nada egoísta, es lo que hará de personajes como Fernando y Alejandra, Martín o Bruno, unos seres necesarios de ficción, pero no la realidad última de la humanidad.
–Entonces, ¿existe la esperanza para el ateo?
Estamos a tiempo de revertir este abandono y esta masacre. Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso… El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer.
–¿Te puedo abrazar?
–Sí, por favor.


Las pocas luces en el escenario se apagan y la imaginación cierra el telón.

No hay comentarios: