1 de julio de 2006

Urbi Et Orbi



Sacre Coeur, Paris, foto del Biologuero


Urbi et Orbi
Alejandro Luque

Es en esta época del año, La Pascua de Resurrección, y a fines de diciembre, por la Navidad, que esta latinísima expresión nos salta en la primera plana de todos los medios. Estrictamente hablando, quiere decir “a los romanos y al resto del planeta”. Teniendo en cuenta la datación del carbono catorce de esta frase, vale decir que el resto del planeta en aquellas épocas era un vecindario más que nada circunscrito a los dominios abarcables de la roma papal de los últimos siglos. Hoy la frase tiene otra connotación, quizá más global (a la imagen y semejanza del google earth) y que se podría traducir como “a los presentes y a los que nos ven por la televisión, nos escuchan por radio y nos leen en la prensa”.

Como sea, es el momento del año en el que la cristiandad recibe, sin pagar el diezmo, la bendición papal. Algunos católicos apostólicos románicos (perdón… romanos) aseguran que si uno está en la Piazza San Marco, la bendición “llega más profundamente”.

La bendición del Papa, como todo personaje mediático y político que maneja opiniones y es capaz de dirigir guerras, no es para menospreciar ni para pretenderlo como un discurso telúrico o folclórico más. Su Santísima Figura rocía a los presentes y al resto del mundo de agua bendita y de un mensaje que refuerza el dogma de su reino, el reino del Dios de los católicos. Y en ese mensaje se puede leer, como una gitana recorriendo las marcas de nuestra palma, dónde está occidente y hacia donde va. Porque no olvidemos que el occidente cretino (perdón… cristiano) es el nuestro. Seamos fervientes creyentes, fervientes agnósticos, fervientes evangelistas u ortodoxos, o fríos indiferentes. La institución de la iglesia, como los gobiernos y su peluca política, infiere profundamente en nuestras vidas.

Hace un rato, Su Santidad Benedicto XVI utilizó varias veces la palabra “honroso u honra” para definir las salidas de nuestros problemas mundiales. Que Irak salga honrosa de esta situación evidentemente poco honorable, que se logre una salida honrosa frente a los ‘problemitas’ nucleares que nos afectan. Volvió a esa posición que nunca resolvió nada sobre Palestina e Israel. No tiren más bombas y que se reconozca ese ‘controvertido’ estado. También posó sus ojos celestes en las realidades de injusticia e inestabilidad política de la América latina y de las problemáticas, más que insoportables, de África.

Nada nuevo bajo el sol. Urbi et orbi. A quien quiera escuchar aquí y allá. No podemos criticar la política de los Estados Unidos de América en Irak. No podemos enfrentar el poder económico de Israel y decirles que no tienen razón de ocupar de esa manera ese territorio. No podemos confiar en la arquitectura política de Irán y su desarrollo nuclear, por tanto no podemos apoyarlos (y automáticamente apoyamos la arquitectura política de USA que tiene su poder nuclear listo para ser utilizado). Los problemas en Africa son todos políticos. No hablemos de S.I.D.A., ni de la cultura de los preservativos, ni de la humanidad económica que podría sofocar a ese continente de una plaga occidentalmente injusta.

Urbi et orbi. No hablemos de la explotación a los límites de la esclavitud que ya llega, de la mano de las derechas, incluso al primer mundo. No hablemos de la asfixia que sufre el planeta para que una fracción circule por impecables autorrutas en magníficos coches. No hablemos del problema del petróleo que se nos acaba, como el agua que ya comienza a dar signos de agonía. No hablemos del colonialismo en pleno siglo XXI ni de los crónicos chicos que se mueren de hambre allí donde el primer mundo católico, apostólico y románico (perdón… romano) se instala para obtener más creyentes y mejores beneficios.

Urbi et orbi. La Pascua de Resurrección es el festejo de la esperanza. Es el momento en el que la cristiandad, en luto por la muerte terrible de su pastor, bate los colores de sus almas, porque el hijo de Dios les mostró que él podía volver contra todas las vicisitudes.

La esperanza de un mundo razonable y humanamente mejor latiendo en nuestros corazones de seres responsables. "Honrar la vida" como supo escribir magistralmente esa pérdida irreparable de Eladia Blázquez.

Todo lo demás, me parece un circo urbi et orbi.

Con todo el respeto a la creencia de cada un@, me permito emitir esta opinión de Pascua.

Responsable Pascua de Resurrección a tod@s y cada un@.

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