31 de julio de 2009

Abaddón Posmoderno


Fotomontaje del biologuero

Abaddón posmoderno
ADL

Fui prácticamente despedida de mi trabajo por toser. Mi catarro matinal inocultable obligó a que el jefe de personal organizara una breve entrevista privada en su despacho para informarme que, por razones sanitarias de dominio público, yo debía tomar una licencia técnica de diez días hábiles sin goce de sueldo. Sentí una furia descontrolada al escuchar la forzada preocupación en el tono de su sentencia, una especie de náusea vindicativa que afloraba en forma de aliento ácido capaz de desintegrar su escritorio y hasta la médula de sus huesos. Dos semanas sin dinero, dos criaturas que atender y alimentar, y un marido desocupado y en plena depresión que contener. Sin duda por eso fue que se materializó la espada en mi mano y sentí que me crecían las alas en la espalda. La cólera se precipitó en el despacho de aquel estúpido burócrata como un lanzallamas. Los de seguridad, ocultando sus gestos detrás de unos barbijos insolentes, me sacaron en andas y me metieron inmovilizada en un coche.


Fragmento del cuento incluido en la antología Elementos Básicos del autor, disponible en breve.

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