29 de julio de 2009

Fuegos Fantasmas


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Fuegos fantasmas
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Aquel checking fue en un lugar tan improbable para un encuentro como el aeropuerto de "La Coruña". Había entrado al hall hecho sopa por esa neblina pegajosa y desagradable de noviembre y, encima, lidiando con mi maleta. Acababa de perder una de sus rueditas en el buche de la navette, por lo que se había transformado en un lastre molesto.

Ella estaba delante de mí. Un piloto caqui ceñido a la cintura y un sombrero tan discreto como gris que se inclinaba caprichoso hacia la izquierda. No la reconocí por la fina silueta que me daba la espalda sino cuando la oí preguntar al despachante por un posible retardo. El timbre certero de su voz me repercutió en esa zona de la memoria que ya no posee otra referencia que la del recuerdo labrado en la carne. Al dejar su lugar en el mostrador, se volvió y me miró sin verme. Estaba casi igual, definitivamente madura y, como siempre, tan ella. Hubiese querido decir algo pero, por dentro, un universo de sensaciones encontradas se derramaba sin que yo pudiera ordenarlas ni contenerlas. Y era mi turno.

Fragmento del cuento incluido en la antología Elementos Básicos del autor, disponible en breve.

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