19 de julio de 2009

Martín


Foto encontrada en la red

Martín
Alejandro Luque


A los treinta y dos años, la vida ya se ha encargado de mostrarme sus contradicciones más complicadas. Sin embargo, persisto gracias a él. Pero no hay peor cumpleaños que el que una festeja en casa de su abuela, sin su madre y con un aborto espontáneo aún hiriéndole la garganta, entre otras partes no menos importantes de la anatomía. Mamá dejó de hacer el esfuerzo de respirar hace poco más de un año; y la criatura que yo llevaba en el vientre se me escapó de las entrañas anteayer. Si mamá viviera me diría, como tantas otras veces y para calmarme, que antes que yo hubo varios intentos e iguales expulsiones que pretendieron abatirla. “No te angusties, no te arredres. Ya llegará, y cuando llegue, será lo mejor”, afirmaría hoy, tomándome el rostro con sus manos irrepetibles y mirándome fijo a los ojos, con los suyos tallados en un cristal de ébano. Pero, sin saberlo, se equivocaría.


Fragmento del cuento incluido en la antología Elementos Básicos del autor, disponible en breve.

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