30 de julio de 2009

Diatomea Mañana

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Diatomea mañana

ADL

Tu ausencia me convierte en algo anfibio, más cerca del agua y lo informe que del ser humano que se supone soy. Se ama o no se ama. Nos aman o no nos aman. Es ese albedrío supuestamente justo e inapelable, dependiendo del lado en el que se esté. Y yo estoy del lado del agua, del costado esquivo de quien se ahoga en un vaso de alcohol o en el reflujo de sus propias lágrimas. Porque simplemente no estás. Dejaste de formar parte de la vida que tenía con vos, de mi vida en vos, de todo lo nuestro que prometía eternidades y contundencia. Pero me miro al espejo del botiquín en el baño y veo que me licuo, que me convierto en algo amorfo que comienza a verterse por las cañerías. Una masa irregular regida por el simple y obsecuente rigor de la gravedad. Y del caño oscuro desemboco en la cloaca que termina siempre en algún mar.

Allí me diluyo merced a las corrientes prodigiosas que rigen las verdades primarias de los océanos. No me duele sentirme extranjero, siempre lo fui. Me entrego al capricho de tus corrientes y mareas, tus zonas fértiles y tus yermos fríos e insondables. Hago el esfuerzo lamarckiano de desarrollar branquias para filtrar el escasísimo oxígeno de esta soledad frente a la ausencia de vos. Duele la metamorfosis, no menos que otras. Y ésta es necesaria porque aquí estoy, en este mar familiar pero que no elegí, librado a sus embates y peligros.

Fragmento del cuento incluido en la antología Elementos Básicos del autor, disponible en breve.

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