16 de agosto de 2009

El Exorcismo De Agnès


Chamán shipibo-conibo, foto del blog Mauvais Esprit

El
exorcismo de Agnès
Alejandro Luque

El joven, de unos veinte años, yacía postrado e inconsciente en una hamaca que colgaba de dos arbustos a la derecha, según se entraba al albergue del chamán. Como cada choza de la tribu de shipibos, la del sanador consistía en una pared continua y circular de adobe cubierta por haces de hojas secas y con una abertura que daba al norte, en dirección del río sagrado. La única diferencia con las otras era su posición central en la aldea. La oscuridad de la noche paría batallones implacables de insectos alados que si no se estrellaban aturdidos contra quien estuviera fuera de su mosquitero terminaban achicharrados en las lenguas de fuego que escupían las fogatas. La humedad que exudaba el río Ucayali era insoportable. Combatiendo a cuatro manos esas penumbras infestadas, Agnès se acercó una vez más hasta el muchacho. Enjugó el sudor de su frente, constató la inflamación de los ganglios sublinguales y le tomó el pulso. Le costó encontrarlo. La piel del joven seguía ardiendo, su respiración estaba agitada y entrecortada; y el cuerpo cubierto de ramas, de hojas y de restos secos de mejunjes que olían fuerte, parecía un saco de arena olvidado. Calculó que si la fiebre no descendía antes de la mañana, el joven terminaría como un vegetal que serviría para el festín de todas las alimañas del lugar. Volvió a la tienda de campaña y comenzó a escribir unas líneas en su cuaderno de notas.

El brujo se sirve de una mezcla de hojas y flores secas que cuece durante horas en agua proveniente de lugares específicos y soleados del río. Filtra el cocido y prepara una pasta que luego usa para untar el pecho del enfermo. Confirmo que no es ayahuasca, ya que los ramos colgados a la entrada de la choza me indican que se trata, fundamentalmente, de tres especies vegetales: Eucalyptus botroyoides, Anadenathera peregrina y Datura toe. Como ya he informado, esta tribu hace barrera a las infecciones pulmonares con las esencias del eucalipto rojo. No cabe duda de que las flores narcóticas del “floriopondio” (la Datura) sirven para calmar al enfermo. En cuanto a la función del “yopo” (la segunda especie), tengo mis dudas. Sobre este árbol -raro en la región- valdría la pena centrar algún estudio adicional.

Fragmento del cuento incluido en la antología Elementos Básicos del autor, disponible en breve.

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